Quiénes Somos

Los orígenes de la Carrera Ingeniería Tecnológica se encuentran en el carácter evolutivo que adquirió la modalidad educativa aplicada por la Escuela de Artes y Oficios creada en el último cuarto del siglo IXX.
El objetivo del organismo creado fue el atender a jóvenes y adolescentes con graves problemas sociales, y por ende de conducta y convivencia. La estrategia empleada fue tan simple como efectiva, se retiraba a los jóvenes de la vagancia, se les hacía conocer y disfrutar de la convivencia establecida, se estimulaban las potencialidades para el desarrollo de actividades artísticas y o artesanales. Relevantes resultados fueron obtenidos. Se formaron destacados músicos, se construyeron buques de guerra, como las cañoneras Suárez y Rivera, se instruyó a los excelentes artesanos que secundaron a los maestros arquitectos europeos, a escultores, a pintores, a la vez que toda suerte de carpinteros, herreros, albañiles, sastres, marroquineros, panaderos, reposteros, etc.

En la década del 20 la vieja Escuela de Artes y Oficios evoluciona a la Dirección de Escuelas Industriales, que tiene por objetivo la formación de operarios y técnicos reclamados por los, tranvías, ferrocarriles, usinas eléctricas, frigoríficos y otras industrias que irrumpían en el medio. Las orientaciones mecanoeléctricas fueron las dominantes y nuevamente ésta modalidad genera a su vez otras alternativas.

En la década del 30, con motivo de la creación del SODRE, el desarrollo explosivo de la radiodifusión en todo el territorio nacional, la modernización de las comunicaciones navales y militares, se comienzan con el dictado de cursos en las áreas de radiotecnia, así como en el perfeccionamiento y especialización de técnicos electricistas, siendo éstos los precursores de la actual carrera de Ingeniería Electrónica.

Un poco mas adelante en el tiempo, la genialidad del Dr. José F. Arias, su lúcida visión y los profundos conocimientos sobre las modalidades educativas imperantes en el mundo industrial, llevan a éste directivo de la Dirección de Escuelas Industriales a promover, impulsar y crear en 1942 la Universidad del Trabajo del Uruguay y así desencadenar un conjunto de acciones de perfeccionamiento, organización y expansión de la educación técnica.

Cabe destacar que la actitud más que provinciana, aldeana, hacia los temas educativos y sus políticas dominantes en el medio, otorgan sin el menor análisis a esta modalidad educativa el carácter de “secundaria devaluada”, y sin razón alguna, los organismos públicos obran en ese sentido nada más que por seguir una costumbre, o tal vez moda, a la que se le adjudica la calidad de “valor entendido”.

En 1960 el Ing. Luis Balparda, quizás el único directivo de UTU que, aquilató en toda su genialidad la obra del Dr. Arias, introduce actualizaciones curriculares, fundamentalmente en el apoyo científico de los técnicos y complementos culturales que la sociedad de esa época había establecido como imprescindible.

Se crean los terceros ciclos en las orientaciones mecánica, electrotecnia y electrónica constituyendo esta etapa educativa una instancia de formación técnica superior.

La inserción laboral de estos egresados es absoluta. La demanda de estos profesionales por parte de la comunidad industrial, así como el nivel de las remuneraciones confirman la solidez de su formación, así como también la excelencia de los métodos y técnicas empleadas.

El triste y oscuro período de 1972 a 1985, es de franco retroceso en calidad técnica, calidad docente, metas y objetivos, y para peor, institucionalmente la envestida que propina la ley 14.101 a la venerable UTU, disolviéndola como tal y pretendiendo convertirla en un “liceo con limas, taladros y sierras”.

Solo decimos: “donde hubo fuego, cenizas quedan, y en ellas algunas brazas”.

En 1985 con la creación de A.N.E.P., algunos docentes repatriados y egresados de igual condición, despojados por la realidad del mundo de la visión aldeana dominante sobre la educación en general, y en particular en la educación superior y en la educación técnica, comprendieron la urgencia en recuperar al máximo posible los atributos perdidos en los ‘70 y mitad de los ‘80. Conforman entonces en el Instituto Arias, grupos de trabajo de evaluación, revisión y propuesta, los que estimulados y presididos por el Ing. Américo Hartmann y por las autoridades principales de ANEP; en particular su Presidente el Prof. Juan Pivel Devoto.

La propuesta resultante rescata lo vigente de los terceros ciclos de los años 60. Revisan y actualizan sus contenidos. Profundizan los aspectos científicos de las diversas asignaturas. Crean asignaturas hasta ese momento desconocidas en el medio. Otorgan un estilo académico al tratamiento de los principales tópicos y, por sobre todas las cosas, organizan las 3600 horas aula que requieren los cursos así actualizados y ampliados, de forma tal que los estudiantes al aprobar las asignaturas de cada uno de los años acreditan poseer la formación requerida para cumplir con los perfiles profesionales establecidos por la O.I.T.

De esta forma tras cada año aprobado el estudiante obtiene una acreditación con carácter de título habilitante en el nivel de técnico, hasta alcanzar por la titulación final de Ingeniero Tecnológico.

Luego de 20 años de vigencia la carrera existe y esta consolidada; es de nivel terciario, con 4 años de duración post bachillerato tecnológico, o 5 años post bachillerato tradicional.

Egresan profesionales que, satisfaciendo una notoria demanda de recursos humanos especializados, por su formación cultural universal y su excelente capacitación profesional teórica y práctica, han encontrado inserción laboral en la actividad pública o privada de nuestro país y el extranjero.

Fue actualizada, aunque quizás no tanto como se hubiera querido, por lo que se esta en ese proceso.
Se dicta en Montevideo y Salto en forma total y en Paysandú y Rivera en forma parcial. Cuenta con aproximadamente 400 profesionales con título de Ingenieros e innumerables egresados con títulos Técnicos; actualmente se estima en 2000 los estudiantes inscriptos y la demanda hasta el momento no decae.

Evolución y Transformación de la Educación Tecnológica en el Uruguay
Octubre, 2005